La administración de Donald Trump anunció una decisión sin precedentes: revocar la certificación del Student and Exchange Visitor Program (SEVP) a la Universidad de Harvard creando señales de alerta para la economía global del talento. Esto significa que Harvard, una de las instituciones más prestigiosas del mundo, no podrá inscribir nuevos estudiantes internacionales bajo visa F-1 o J-1 en el corto plazo. La medida ha encendido alarmas no solo en el mundo académico, sino también en sectores estratégicos como la innovación, la tecnología y los negocios globales.
Desde centros ejecutivos como El Golf, donde se toman decisiones con visión internacional, este tipo de cambios en políticas migratorias y educativas debe ser monitoreado con atención. No se trata solo de Harvard: se trata de cómo las barreras al talento pueden redibujar el mapa de la competitividad mundial.
¿Qué pasó con Harvard y el programa de estudiantes internacionales?
El 22 de mayo de 2025, el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. (DHS) informó públicamente que Harvard perdió su certificación SEVP. Según el comunicado oficial del DHS, esta decisión se debe a «fallas persistentes en el cumplimiento de los requisitos de reporte de estudiantes internacionales».
Esto implica que Harvard no podrá emitir nuevos formularios I-20, esenciales para que estudiantes internacionales soliciten visas para estudiar en EE.UU. La medida entra en efecto de inmediato y tendrá una duración inicial de 180 días, con posibilidad de revisión.
Reacciones inmediatas: críticas, incertidumbre y consecuencias
La reacción no se hizo esperar. Según The New York Times, tanto académicos como exfuncionarios del gobierno han criticado la decisión como una movida ideológica más que técnica. Muchos la consideran un golpe simbólico a la educación como motor de integración internacional.
The Guardian destaca que esta revocación llega en un contexto en que Trump ha intensificado su retórica sobre las universidades de élite, acusándolas de tener agendas “globalistas” alejadas de los intereses nacionales.
¿Qué impacto tiene esto más allá del mundo académico?
Aunque parezca una medida puntual, las implicancias van mucho más allá del campus de Harvard. Como analiza la BBC, Estados Unidos ha sido durante décadas un imán para el talento global. Revocar la certificación de una universidad top puede dañar esa imagen y provocar que estudiantes brillantes busquen alternativas en Canadá, Europa o Asia.
Para las empresas multinacionales —incluidas aquellas con operaciones o servicios en Chile— esto puede significar una disminución en la disponibilidad de talento capacitado, innovador y con redes globales. La economía del conocimiento se alimenta del cruce de culturas, saberes y experiencias. Si se cierran puertas a la movilidad educativa, también se limitan futuras oportunidades de negocios.
Lecciones para líderes en entornos como El Golf
Desde espacios estratégicos como Alter Office, este tipo de noticias subraya la importancia de:
- Tener equipos diversos y descentralizados, capaces de operar en distintos entornos políticos y regulatorios.
- Monitorear cambios en políticas migratorias y educativas, ya que afectan directamente el acceso al talento internacional.
- Fortalecer alianzas con instituciones educativas locales y extranjeras que mantengan sus programas activos y alineados con estándares globales.
¿Tendencia o excepción?
La gran incógnita es si esta medida será aislada o el comienzo de una política más amplia. Expertos señalan que esta revocación podría generar un precedente, abriendo la puerta a futuras restricciones a otras universidades o instituciones que se perciban como críticas del gobierno.
Si bien la Casa Blanca ha declarado que Harvard podrá recuperar su certificación si corrige los problemas administrativos detectados, el daño reputacional ya está hecho. Y las consecuencias podrían sentirse por mucho tiempo en los flujos de estudiantes, investigadores y profesionales internacionales.
Conclusión: señales de un nuevo orden educativo y empresarial
Lo ocurrido con Harvard no es un simple desacuerdo administrativo: es una señal de cambio profundo en la relación entre educación, migración y poder. Para líderes empresariales que piensan globalmente —como muchos que operan desde oficinas en El Golf—, esta situación es un recordatorio de que el acceso al talento y al conocimiento no debe darse por sentado.
La decisión del gobierno de Trump nos obliga a reflexionar sobre dónde se formarán los líderes del mañana, y cómo afectará eso la competitividad de empresas, ciudades y países enteros. Porque cuando se cierran puertas al conocimiento, se limitan también las oportunidades para innovar y crecer.